jueves, 30 de abril de 2009

Albert

El futuro tiene muchos nombres.
Para los débiles es lo inalcanzable.
Para los temerosos, lo desconocido.
Para los valientes es la oportunidad.
Victor Hugo

sábado, 18 de abril de 2009

Loly Criado Plaza

A menudo encontramos nuestro destino por los caminos que tomamos para evitarlo.
Jean De La Fontaine

miércoles, 15 de abril de 2009

Simon Bull

Cuando veas un gigante, examina antes la posición del sol, no vaya a ser la sombra de un pigmeo.
Von Hardenberg
Maximillian Pfalzgraf

No existe viento favorable para el marinero que no sabe a donde ir.
Séneca
Mati Klarwein

Si supiera que el mundo se acaba mañana, yo, hoy todavía, plantaría un árbol.
Martin Luther King
Loly Criado Plaza
La paciencia es un arbol de raices amargas pero de frutos muy dulces.
Proverbio Persa
Linnea Pergola

La verdad se corrompe tanto con la mentira como con el silencio.
Marco Tulio Cicerón
John Pitre

La luna y el amor cuando no crecen disminuyen.
Proverbio Portugués
James Colleman

Desgraciados los hombres que tienen todas las ideas claras.
Louis Pasteur
Irina

Yo creía que la ruta pasaba por el hombre, y que de allí tenía que salir el destino.
Pablo Neruda
Guillermo Pérez Villalta

El Gran Arquitecto del mundo hizo al hombre con dos orejas y una boca, para que escuche el doble de lo que habla.
Proverbio Chino
Ferjo
Siempre sueña y apunta mas alto de lo que sabes que puedes lograr.
William Faulkner
David Schluss
El sol no se ha puesto aún por última vez.
Tito Livio
Alejandra Salgado

Con una mentira suele irse muy lejos pero sin esperanza de volver.
Proverbio Judio
Jim Warren
Excava el pozo antes de que tengas sed.
Proverbio Chino
Alberto Pancorbo

Uno está enamorado cuando se da cuenta de que otra persona es única.
Jose Luis Borges
Rob Gonsalves

Lo pasado ha huido, lo que esperas está ausente, pero el presente es tuyo.
Proverbio Árabe

COMIENZA CON LO QUE TIENES

Guillermo Pérez Villalta

Comienza con lo que tienes, no con lo que hace falta Tú ya tienes todo lo que necesitas para comenzar a crear tu futuro. Sin embargo, a veces te encuentras diciendo: "Si tan sólo tuviera esto... si al menos esto fuera distinto... si tuviera más dinero... No exageres la importancia de las cosas que no tienes. Empieza con lo que tienes. No con lo que te hace falta. No permitas que aquello que no puedes hacer, te impida hacer lo que sí puedes. La pasividad prolongada paraliza la iniciativa. Para la mente que vacila, todo parece imposible. No esperes que existan circunstancias extraordinarias para hacer el bien; hazlo en las situaciones comunes. No necesitas más energía, habilidad ni mayores oportunidades. Lo que debes hacer es sacarle provecho a lo que ya tienes. "El encanto de lo distante y lo difícil es engañoso". "La gran oportunidad se encuentra donde está", dijo John Burroughs. Lo que puedes hacer ahora es la única influencia que tienes sobre tu futuro. La grandeza verdadera consiste en demostrar excelencia en las pequeñas cosas. No te quejes porque no tienes lo que quieres. Agradece no recibir lo que mereces. No serás feliz hasta que no aprendas a sacarle provecho a lo que ya tienes. No te preocupes por lo que no tienes. La alegría nunca vendrá a quienes no saben sentirla con lo que ya poseen. La mayoría de las personas cometen el error de buscar muy lejos aquello que está cerca. Nadie logró el éxito mientras esperaba que todas las condiciones fueran "ideales". La Biblia dice: " El que al viento observa, no sembrará; y el que mira a las nubes, no segará". Esto significa que si esperas a que se den las condiciones perfectas, nunca llegarás a nada. No pierdas el tiempo con dudas y temores acerca de lo que no tienes. Dedícate de lleno a terminar la tarea que tienes en tus manos, sabiendo que el correcto desenvolvimiento actual es la mejor preparación para tus años venideros. Simplemente hazlo, con lo que tienes.

John Mason

"Crece donde has sido plantado. Empieza a tejer, y Dios te dará el hilo"

Proverbio Alemán
Mayte

Como todos los soñadores, confundí el desencanto con la verdad.
Jean Paul Sartre

CORAZÓN PERFECTO

Simon Bull
Acuérdate de lo bueno
Cuando el cielo esté gris:
Acuérdate cuando lo viste profundamente azul.
Cuando sientas frío:
Piensa en un sol radiante que ya te ha calentado.
Cuando sufras una derrota:
Acuérdate de tus triunfos y de tus logros.
Cuando necesites amor:
Revive tus experiencias de afecto y ternura.
Acuérdate de lo que has vivido
y de lo que has dado con alegría
Recuerda los regalos que te han hecho,
los besos que te han dado,
los paisajes que has disfrutado
y las risas que de ti han emanado.
Si esto has tenido
Lo podrás volver a tener
y lo que has logrado,
lo podrás volver a ganar.
Alégrate por lo bueno que tienes
y por lo de los demás;
desecha los recuerdos tristes y dolorosos,
no te lastimes más.
Piensa en lo bueno, en lo amable,
en lo bello y en la verdad.
Recorre tu vida y detente en donde haya
bellos recuerdos y emociones sanas y vívelas otra vez.
Visualiza aquel atardecer que te emocionó.
Revive esa caricia espontánea que se te dio
Disfruta nuevamente de la paz que ya has conocido,
piensa y vive el bien.
Allá en tu mente están guardadas todas las imágenes
Y solo tú decides cuáles has de volver a mirar...

¿QUIÉN ERES?

Alberto Pancorbo
Aquel día Sinclair se levantó como siempre a las 7 de la mañana. Como todos los días, arrastró sus pantuflas hasta el baño y después de ducharse se afeitó y se perfumó. Se vistió con ropa bastante a la moda, como era su costumbre y bajó a la entrada a buscar su correspondencia. Allí se encontró con la primera sorpresa del día: ¡No había cartas!
Durante los últimos años su correspondencia había ido en aumento y era una parte importante de su contacto con el mundo. Un poco malhumorado por la noticia de la ausencia de noticias, apuró su habitual desayuno de leche y cereal (como recomendaban los médicos), y salió a la calle.
Todo estaba como siempre: los mismos vehículos de siempre transitaban las mismas calles y producían los mismos sonidos en la ciudad, que se quejaba igual que todos los días. Al cruzar la plaza casi tropezó con el profesor Exer, un viejo conocido con quien solía charlar largas horas sobre inútiles planteos metafísicos. Lo saludó con un gesto, pero el profesor pareció no reconocerlo; lo llamó por su nombre pero ya se había alejado y Sinclair pensó que no había alcanzado a escucharlo.
El día había empezado mal y parecía que empeoraba con las posibilidades de aburrimiento que flotaban en su ánimo. Decidió volver a casa, a la lectura y la investigación, para esperar las cartas que con seguridad llegarían aumentadas para compensar las no recibidas antes. Esa noche, el hombre no durmió bien y se despertó muy temprano. Bajó y mientras desayunaba comenzó a espiar por la ventana para esperar la llegada del cartero. Por fin lo vio doblar la esquina, su corazón dio un salto. Sin embargo el cartero pasó frente a su casa sin detenerse. Sinclair salió y llamó al cartero para confirmar que no había cartas para él. El empleado le aseguró que nada había en su bolso para ese domicilio y le confirmó que no había ninguna huelga de correos, ni problemas en la distribución de cartas de la ciudad.
Lejos de tranquilizarlo, esto lo preocupó más todavía. Algo estaba pasando y él debía averiguarlo. Buscó una chaqueta y se dirigió a casa de su amigo Mario. Apenas llegó, se hizo anunciar por el mayordomo y esperó en la sala de estar a su amigo, que no tardó en aparecer. El hombre avanzó al encuentro del dueño de casa con los brazos extendidos, pero este se limitó a preguntar:
-Perdón señor, ¿nos conocemos?
El hombre creyó que era una broma y rió forzadamente presionando al otro a servirle una copa. El resultado fue terrible: el dueño de casa llamó al mayordomo y le ordenó echar a la calle al extraño, que ante tal situación se descontroló y comenzó a gritar y a insultar, como avalando la violencia del fornido empleado que lo empujó a la calle...
Camino a su casa, se cruzó con otros vecinos que lo ignoraron o actuaron con él como si fuera un extraño. Una idea se había apoderado del hombre: había una confabulación en su contra, y él había cometido una extraña falta hacia aquella sociedad, dado que ahora lo rechazaba tanto como algunas horas antes lo valoraba. No obstante, por más que pensaba, no podía recordar ningún hecho que pudiera haber sido tomado como ofensa y menos aun, alguno que involucrara a toda una ciudad.
Durante dos días más, se quedó en su casa esperando correspondencia que no llegó o la visita de alguno de sus amigos que, extrañado por su ausencia, tocara su puerta para saber de él; pero no hubo caso, nadie se acercó a su casa. La señora de la limpieza faltó sin aviso y el teléfono dejó de funcionar. Entonado por una copita de más, la quinta noche Sinclair se decidió a ir al bar donde se reunía siempre con sus amigos, para comentar las pavadas cotidianas. Apenas entró, los vio como siempre en la mesa del rincón que solían elegir. El gordo Hans contaba el mismo viejo chiste de siempre y todos lo festejaban como era costumbre. El hombre acercó una silla y se sentó. De inmediato se hizo un lapidario silencio, que marcaba la indeseabilidad del recién llegado. Sinclair no aguantó más:
- ¿Se puede saber qué les pasa a todos conmigo? Si hice algo que les molestó, díganmelo y se terminó, pero no me hagan esto que me vuelve loco...
Los otros se miraron entre sí entre divertidos y fastidiados. Uno de ellos hizo girar su índice sobre su sien, diagnosticando al recién llegado. El hombre volvió a pedir una explicación, luego rogó por ella y por último, cayó al suelo implorando que le explicaran por qué le hacían eso a él. Sólo uno de ellos quiso dirigirle la palabra:
-Señor: ninguno de nosotros lo conoce, así que nada nos hizo. De hecho, ni siquiera sabemos quién es usted...
Las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos y salió del local, arrastrando su humanidad hasta su casa. Parecía que cada uno de sus pies pesaba una tonelada. Ya en su cuarto, se tiró en la cama. Sin saber cómo ni por qué, había pasado a ser un desconocido, un ausente. Ya no existía en las agendas de sus corresponsales ni en el recuerdo de sus conocidos y menos aún en el afecto de sus amigos. Como un martilleo aparecía un pensamiento en su mente, la pregunta que otros le hacían y que él mismo se empezaba a hacer: ¿Quién eres?
¿Sabía él realmente contestar esta pregunta? Él sabía su nombre, su domicilio, el talle de su camisa, su número de documento y algunos otros datos que lo definían para los demás; pero fuera de eso: ¿Quién era, verdadera, interna y profundamente? Aquellos gustos y actitudes, aquellas inclinaciones e ideas, ¿eran suyos verdaderamente? ¿o eran como tantas otras cosas: un intento de no defraudar a otros que esperaban que él fuera el que había sido? Algo empezaba a estar claro: el ser un desconocido lo liberaba de tener que ser de una manera determinada. Fuera él como fuera, nada cambiaría en la respuesta de los demás. Por primera vez en muchos días, encontró algo que lo tranquilizó: esto lo colocaba en una situación tal, que podía actuar como se le ocurriera sin buscar ya la aprobación del mundo.
Respiró hondo y sintió el aire como si fuera nuevo, entrando en los pulmones. Se dio cuenta de la sangre que fluía por su cuerpo, percibió el latido de su corazón y se sorprendió de que por primera vez NO TEMBLABA.
Ahora que por fin sabía que estaba solo, que siempre lo había estado, ahora que sabía que sólo se tenía a sí mismo, ahora... podía reír o llorar... pero por él y no por otros. Ahora, por fin, lo sabía:
SU PROPIA EXISTENCIA NO DEPENDÍA DE OTROS
Había descubierto que le fue necesario estar solo para poder encontrarse consigo mismo... Se durmió tranquila y profundamente y tuvo hermosos sueños... Despertó a las diez de la mañana, descubriendo que un rayo de sol entraba a esa hora por la ventana e iluminaba su
cuarto en forma maravillosa. Sin bañarse, bajó las escaleras tarareando una canción que nunca había escuchado y encontró debajo de su puerta una enorme cantidad de cartas dirigidas a él. La señora de la limpieza estaba en la cocina y lo saludó como si nada hubiera sucedido. Y por la noche en el bar, parecía que nadie había registrado aquella terrible noche de locura. Por lo menos, nadie se dignó a hacer algún comentario al respecto.
Todo había vuelto a la normalidad... Salvo él, por suerte, él, que nunca más tendría que rogarle a otro que lo mirara para poder saberse... él, que nunca más tendría que pedirle al afuera que lo definiera... él, que nunca más sentiría miedo al rechazo... Todo era igual, salvo que ese hombre nunca más se olvidaría de quién era.

Cuentos Para Pensar -Joerge Bucay-
James Colleman

Solo se tiran piedras contra el árbol que da fruto.
Proverbio Indio

DULCE Y TRISTE

Jim Warren

¡Qué dulce es querer mucho, pero también qué triste! ¿Por qué esperamos tanto y obtenemos tan poco? ¿Por qué si uno se entrega el otro se resiste? ¿Por qué el amor es ciego, y sordo, y mudo, y loco? Llevamos en el alma la divina tendencia de ofrecer sin reservas nuestros cálidos brazos y nos quedamos solos con nuestra propia ausencia y el corazón sangrante partido en mil pedazos

Fco.Alvarez Hidalgo
Alejandra Salgado

¡Actúa en vez de suplicar. Sacrifícate sin esperanza de gloria ni recompensa! Si quieres conocer los milagros, hazlos tú antes. Sólo así podrá cumplirse tu peculiar destino.
Ludwig Van Beethoven

LA FALSA BAILARINA

David Schluss

Una gran fiesta se celebraba en la corte de un rey. Iba a comenzar la danza, pero sucedió que la bailarina enfermó de gravedad. Nadie quería decir al rey lo que había sucedido, pero tampoco encontraba otra bailarina para sustituir a la enferma. Entonces los colaboradores cercanos al monarca cogieron a uno de los sirvientes y le pidieron que se vistiese de bailarina y se pintase y adornase como tal. Así lo hizo el sirviente y, como una bailarina, danzó ante el rey.
La pregunta es: ¿Dejó, mientras actuaba el sirviente, de saber que era un hombre y no la mujer de la que se había disfrazado?
No es posible responder, pero el ser humano común es como si el sirviente se hubiera creído realmente que era una mujer por una total identificación y una completa carencia de autoconsciencia. El ser humano se identifica con su cuerpo, su mente, su nombre y su forma y pierde a su Sí-mismo. Tanto se identifica con la máscara de su ego, con la vestidura de su personalidad, que se olvida de su auténtico y genuino ser interior.

LA BUENA SUERTE

Maximillian Pfalzgraf

Un granjero vivía en una pequeña y pobre aldea. Sus paisanos le consideraban afortunado porque tenia un caballo que utilizaba para labrar y transportar la cosecha. Pero un día el caballo se escapó. La noticia corrió pronto por el pueblo, de manera que al llegar la noche, los vecinos fueron a consolarlo por aquella grave pérdida; ¡Qué mala suerte has tenido! La respuesta del granjero fue un sencillo "puede ser".
Pocos días después el caballo regresó trayendo consigo dos yeguas salvajes que había encontrado en las montañas.
Enterados los aldeanos acudieron de nuevo, esta vez a darle la enhorabuena y comentarle su buena suerte, a lo que él volvió a contestar: "Puede ser".
Al día siguiente, el hijo del granjero trató de domar a una de las yeguas, pero está lo arrojó al suelo y el joven se rompió una pierna. Los vecinos visitaron al herido y lamentaron su mala suerte; pero el padre respondió otra vez: "puede ser".
Una semana más tarde aparecieron en el pueblo los oficiales de reclutamiento para llevarse a los jóvenes al ejercito. El hijo del granjero fue rechazado por tener la pierna rota. Al atardecer, los aldeanos que habían despedido a sus hijos se reunieron en la taberna y comentaron la buena estrella del granjero, más este, como podemos imaginar, contesto nuevamente: "Puede ser".

EL CONJURO

John Pitre

"Una vez un guerrero indígena muy respetado y la hija de una mujer que había sido matrona de la tribu, se enamoraron y se amaban profundamente, y habían pensado en casarse, para lo cual tenían el permiso del cacique de la tribu. Pero antes de formalizar el casamiento fueron a ver al Brujo, un hombre muy sabio y muy poderoso, que tenía elixires, y conjuros, hierbas increíbles, para saber si los astros estaban a su favor, si los Dioses los iban a proteger. El brujo, les dijo que ellos eran buenos muchachos, jóvenes y que no había ninguna razón para que los dioses se opongan. Entonces ellos le dijeron que querían hacer algún conjuro que les diera la formula para ser felices siempre... El brujo les dijo: -Bueno hay un conjuro que podemos hacer, pero no sé si están dispuestos porque es bastante trabajoso. -Sí, claro, le dijeron. Entonces el brujo le pidió al guerrero que: escale la montaña más alta, busque allí al halcón más vigoroso, el que vuele más alto, el que le parezca más fuerte, el que tenga el pico más afilado, y que vivo, se lo traiga. Y el brujo le dijo a ella: a ti no te va a ser tan fácil, vas a tener que internarte en el monte, buscar el águila que te parezca que es la mejor cazadora, la que vuele más alto, la que sea más fuerte, la de mejor mirada, vas a tener que cazarla sola, sin que nadie te ayude y vas a tener que traerla viva aquí. Cada uno salió a cumplir su tarea. Cuatro días después volvieron con el ave que se les había encomendado, y le preguntaron al brujo: -¿Ahora qué hacemos?, ¿las cocinamos?, ¿las comemos?, ¿tomamos su sangre?, ¿qué hacemos con ellas?" El brujo les dijo: Vamos a hacer el conjuro: -¿Volaban alto?, preguntó. -Sí, le dijeron. -¿Eran fuertes sus alas, eran sanas, independientes? -Sí, contestaron. -Muy bien, dijo el brujo, ahora átenlas entre sí por las patas y suéltenlas para que vuelen"... Entonces el águila y el halcón comenzaron a tropezarse, intentaron volar, pero lo único que lograban, era revolcarse en el piso, y se hacían daño mutuamente, hasta que empezaron a picotearse entre sí. Entonces el brujo de la tribu les dijo: -Este es el conjuro: "Si ustedes quieren ser felices para siempre:

VUELEN INDEPENDIENTES Y JAMÁS SE ATEN EL UNO AL OTRO"...

VIDA

Irina

Ya perdoné errores casi imperdonables. Intenté sustituir personas insustituibles
Y
Olvidar personas inolvidables.
Ya hice cosas por impulso,
Ya me decepcioné de personas
Que pensé que nunca me decepcionarían
Pero también yo decepcioné a alguien.
Ya abracé para proteger,
Ya reí cuando no podía.
Ya hice amigos eternos
Ya amé y fuí amado,
Pero también,
Ya fuí rechazado.
Ya fuí amado y no supe amar.
Ya grité y salté
De tanta felicidad,
Ya viví de amor
e hice juramentos eternos
Pero fallé muchas veces
Ya lloré oyendo música y viendo fotos.
Ya llamé sólo para escuchar una voz,
Ya me apasione por una sonrisa.
Ya pensé que me moriría de tanta tristeza
Tuve miedo de perder a alguien especial (y acabé perdiéndolo) !Mas sobreviví!
Y todavía vivo!
No paso por la vida...
Y usted también no debería pasar. VIVA!!!
Es bueno ir a la lucha con determinación,
abrazar la vida con pasión,
perder con clase y vencer con osadía.
porque el mundo pertenece a quien se atreve.
y
LA VIDA ES MUCHO
para ser insignificante"

Chaplin