domingo, 31 de julio de 2011

EL ARBOL CONFUNDIDO

Yacek Yerka

Había una vez, algún lugar que podría ser cualquier lugar, y en un tiempo que podría ser cualquier tiempo, un hermoso jardín, con manzanos, naranjos, perales y bellísimos rosales, todos ellos felices y satisfechos. Todo era alegría en el jardín, excepto por un árbol profundamente triste. El pobre tenía un problema: "No sabía quién era."Lo que le faltaba era concentración, le decía el manzano, si realmente lo intentas, podrás tener sabrosas manzanas. "¿Ves que fácil es?" No lo escuches, exigía el rosal. Es más sencillo tener rosas y "¿Ves que bellas son?" Y el árbol desesperado, intentaba todo lo que le sugerían, y como no lograba ser como los demás, se sentía cada vez más frustrado. Un día llegó hasta el jardín el búho, la más sabia de las aves, y al ver la desesperación del árbol, exclamó:-No te preocupes, tu problema no es tan grave, es el mismo de muchísimos seres sobre la tierra. Yo te daré la solución:
"No dediques tu vida a ser como los demás quieran que seas...Sé tu mismo, conócete, y para lograrlo, escucha tu voz interior."
Y dicho esto, el búho desapareció.
¿Mi voz interior...? ¿Ser yo mismo...? ¿Conocerme...? Se preguntaba el árbol desesperado, cuándo de pronto, comprendió... Y cerrando los ojos y los oídos, abrió el corazón, y por fin pudo escuchar su voz interior diciéndole:
"Tú jamás darás manzanas porque no eres un manzano, ni florecerás cada primavera porque no eres un rosal. Eres un roble, y tu destino es crecer grande y majestuoso. Dar cobijo a las aves, sombra a los viajeros, belleza al paisaje...Tienes una misión "Cúmplela". Y el árbol se sintió fuerte y seguro de sí mismo y se dispuso a ser todo aquello para lo cual estaba destinado. Así, pronto llenó su espacio y fue admirado y respetado por todos. Y sólo entonces el jardín fue completamente feliz.
Yo me pregunto al ver a mí alrededor,
¿Cuántos serán robles que no se permiten a sí mismos crecer?
¿Cuántos serán rosales que por miedo al reto, sólo dan espinas?
¿Cuántos naranjos que no saben florecer?
En la vida, todos tenemos un destino que cumplir, un espacio que llenar...

DEVOLVER BIEN POR MAL

Dalí

Existía un monasterio que estaba ubicado en lo alto de la montaña.
Sus monjes eran pobres, pero conservaban en una vitrina tres manuscritos antiguos, muy piadosos. Vivían de su esforzado trabajo rural y fundamentalmente de las ofrendas que les dejaban los fieles curiosos que se acercaban a conocer los tres rollos, únicos en el mundo. Eran viejos papiros, con una fama universal de ser muy importantes y profundos.
En cierta oportunidad un ladrón robó dos rollos y se fugó por la ladera. Los monjes avisaron con rapidez al abad.
El superior, como un rayo, buscó la parte que había quedado y con todas sus fuerzas corrió tras el agresor y lo alcanzó:
"¿Qué has hecho? Me has dejado con un solo rollo.
No me sirve. Nadie va a venir a leer un mensaje que está incompleto.
Tampoco tiene valor lo que me robaste. O me das lo que es del templo o te llevas también este texto. Así tienes la obra completa."
"Padre, estoy desesperado, necesito urgente hacer dinero con estos escritos santos".
"Bueno, toma el tercer rollo. Si no se va a perder en el mundo algo muy valioso. Véndelo bien. Estamos en paz."
Los monjes no llegaron a comprender la actitud del abad. Estimaron que había estado muy flojo con el ladrón, y que era el monasterio el que había perdido. Pero guardaron silencio, y todos dieron por terminado el episodio.
Cuenta la historia que a la semana, el ladrón regresó. Pidió hablar con el Padre Superior:
"Aquí están los tres rollos, no son míos. Los devuelvo. Te pido en cambio que me permitas ingresar como monje. Mi vida se ha transformado".
Nunca ese hombre, había sentido la grandeza del perdón, la presencia una excelente generosidad y actitud incondicional.
El abad recuperó los tres manuscritos para beneficio del monasterio, ahora mucho más concurrido por la leyenda del robo y de la devolución. Y además consiguió un monje trabajador y de una honestidad a toda prueba.
El agresor espera agresión, no una respuesta creativa, generosa, inesperada, insólita. No sospecha la conmoción del poder incalculable del perdón, de devolver bien por mal y de presentar en ocasiones la otra mejilla.
(Autor desconocido)