jueves, 27 de agosto de 2009

¿ES USTED VALIENTE CON SUS FANTASMAS?

John Pitre
Alonso sentía que su corazón se aceleraba ante las ofensas. ¿Por qué le llamaban cobarde?...
Ansiaba romperles la nariz a todos ellos. En aquella taberna sevillana de mediados del siglo XIX, el vino caldeaba los ánimos de los jóvenes que discutían sobre cualquier tema hasta pasada la media noche. Pero el llamarle “cobarde”, era algo que lo sacaba de quicio. Decidió encararse con ellos.
--¡Demostradme que soy cobarde, o pedidme disculpas!
--Bueno, contestó uno de ellos, demuestra tú que eres valiente. Toma mi puñal con empuñadura de plata, ve al cementerio y clávalo en la tierra de la tumba de tu abuelo. Mañana todos comprobaremos tu hazaña.
Alonso salió con decisión y aunque la noche era tibia, la sintió fría. Se abrigó con la gruesa capa que su madre había cosido a mano para él. Sintió frío a pesar de ello. Entró en el camposanto y escuchó las doce campanadas de la media noche. Corriendo llegó a la tumba del abuelo.
Siempre le había temido. Aún estando vivo sentía casi horror en su presencia. Ahora muerto, sentía más que temor, pánico con la sola idea de verle de nuevo. Nerviosamente sacó el puñal. Con gesto rápido, mientras miraba hacia atrás, clavó hasta la empuñadura el arma en el suelo.
Tembloroso, sudando frío, se levantó y se abrigó fuertemente con la capa. Al empezar a caminar no pudo dar ni un paso. Sintió claramente como lo sujetaban con firmeza por la espalda. Horrorizado no se atrevió a mirar hacia atrás. Presentía que el abuelo estaba allí para castigar su osadía.
Cayó de rodillas, tembloroso, implorando clemencia. Su corazón se aceleró incontenible y sintió que se le nublaba la vista. Cuando los amigos llegaron por la mañana lo encontraron muerto, aferrado a la capa que lo cubría y cuyo extremo había quedado atravesado por el puñal clavado en tierra. ¡Esto era lo que lo había sujetado!

¿Es posible que algo así nos esté ocurriendo a nosotros? En lugar de mirar con valentía nuestros problemas, cerramos los ojos, desbocamos la mente e imaginamos fantasmas que nos detienen, y que en realidad pudieran ser cosas que debemos remover.

LO NEGATIVO: Rehuir el enfrentarnos a los problemas. Crear nuestros fantasmas y luego rendirnos a ellos, sin luchar.

LO POSITIVO: Mirar de frente las situaciones de la vida, caminar removiendo lo que nos detenga.

Emilio Santamaría

NO IMPORTA

Mayte

No importa que llueva...
Hay un sol en tu
corazón.
No importa el frío...
Siempre estará el
calor de los que te
quieren.
No importan los problemas
hoy...
Serán anécdotas
mañana.
No edifiques sobre tu
soledad...
Piensa en los amigos
que harás mañana.
Haz un regalo a alguien hoy...
¡ Sonríele !
No respondas ninguna agresión...
Tu agresor no necesita más de eso
Siéntete “especial”...
¡ LO ERES !
...ÚNICO E IRREMPLAZABLE

REFLEXIONES

Irina

Todos hemos pasado muchos días, o semanas enteras, sin recibir ningún gesto de cariño del prójimo. Son momentos difíciles, cuando el calor humano desaparece, y la vida se reduce a un arduo esfuerzo por sobrevivir. En esos momentos en que el fuego ajeno le da calor a nuestra alma, debemos revisar nuestro propio hogar. Debemos agregarle más leña y tratar de iluminar la sala oscura en la que nuestra vida se transformó. Cuando escuchemos que nuestro fuego crepita, que la madera cruje, que las brasas brillan o las historias que las llamas cuentan, la esperanza nos será devuelta. Si somos capaces de amar, también seremos capaces de ser amados. No es más que cuestión de tiempo...

RESOLVER CONFLICTOS

Loly Criado Plaza

Mantente fresco cuando otros estén furiosos y pierdan la cabeza. Tú tienes el control sobre tus emociones, no lo pierdas. No se trata de no demostrar tu molestia, sino de hacerlo mesuradamente, sin después arrepentirte de una acción cometida en un momento de descontrol.Recuerda que cada discusión tiene al menos tres puntos de vista: el tuyo, el del otro y los de terceros, los cuales probablemente están más cerca de la objetividad. Siendo más versátil y viendo las cosas desde la perspectiva de los demás enriquecerás tu propio punto de vista.Espera a calmarte antes de hablar. Ten en cuenta que la relación es más importante que la discusión. Dale más relevancia a las personas que a las opiniones.Trata a toda persona con la cual tengas contacto como si fuera un pariente rico, de quien esperas ser incluido en su testamento. Nunca te arrepientas de tratar muy bien a la gente. Es el mejor negocio en todos los sentidos.Busca el lado positivo y agradable, aun de las situaciones más complicadas y dolorosas. Es una disciplina que te ayudará a pasar más fácilmente los momentos difíciles, y a convertir los problemas en oportunidades.Establece el hábito de hacer preguntas y, sobre todo, de escuchar las respuestas. Pregunta antes de reaccionar. Algunas veces disparamos y después preguntamos. También preguntamos, pero escuchamos para contestar, y no para tratar de entender.No hagas o digas nada que pueda herir o hacerle daño a otra persona. Aférrate al proverbio que dice que todo lo que uno haga, se devolverá. La gente no recuerda tanto lo que tú dices o haces, sino la intención con la que lo haces.Sé consciente de la diferencia entre análisis amigable y crítica destructiva. Observa si el propósito de tus palabras es ayudar, desahogarte o hacer daño.Ten presente que si toleras a los demás, ellos también serán pacientes contigo en los aspectos no muy gratos de tu personalidad.El verdadero líder sabe reconocer sus errores y aceptar responsabilidad. No olvides que un conflicto bien manejado fortalece la relación, y te ayuda a aprender de las diferencias.El pensamiento positivo es una disciplina que, ejercitada con constancia, te dará el poder de cambiar tu entorno y por consiguiente, tu vida.

Estrategias de Napoleón Hill, divulgadas en su libro "La magia de pensar en grande"

EL AMOR Y EL TIEMPO

Alberto Pacorbo

Hubo un tiempo en el que en una isla muy pequeña, confundida con el paraíso, habitaban los sentimientos como habitamos hoy en la tierra. En esta isla vivían en armonía el Amor, la tristeza, y todos los otros sentimientos. Un día en uno de esos que la naturaleza parece estar de malas, el amor se despertó aterrorizado sintiendo que su isla estaba siendo inundada.
Pero se olvidó rápido del miedo y cuidó de que todos los sentimientos se salvaran. Todos corrieron y tomaron sus barcos y corrieron, y subieron a una montaña bien alta, donde podrían ver la isla siendo inundada pero sin que corriesen peligro.
Sólo el amor no se apresuró, el amor nunca se apresura. Él quería quedarse un poquito más en su isla, pero cuando se estaba casi ahogando el amor se acordó de que no debía morir. Entonces corrió en dirección a los barcos que partieron y gritó en busca de auxilio.
La Riqueza, oyendo su grito, trató luego de responder que no podría llevarlo ya que con el oro y con la plata que cargaba temía que su barco se hundiera.
Pasó entonces la Vanidad que también dijo que no podría ayudarlo, una vez que el amor se hubiese ensuciado ayudando a los otros, ella, la Vanidad, no soportaba la suciedad.
Por detrás de la Vanidad venía la Tristeza que se sentía tan profunda que no quería estar acompañada por nadie.
Paso también la Alegría, pero esta tan alegre estaba que no oyó la suplica del amor.
Sin esperanza el Amor se sentó sobre la última piedra que todavía se veía sobre la superficie del agua y comenzó a menguar.
Su llanto fue tan triste que llamó la atención de un anciano que pasaba con su barco. El viejito tomó al Amor en sus brazos y lo llevó hacia la montaña más alta, junto con los otros sentimientos.
Recuperándose, el amor le preguntó a la Sabiduría quién era el viejito que lo ayudo... a lo que ésta respondió..... "El Tiempo"..... el Amor cuestionó: ..."¿Por qué solo el Tiempo pudo traerme aquí?".... La Sabiduría entonces respondió:
"Por que sólo el Tiempo tiene la capacidad de ayudar al Amor a llegar a los lugares más difíciles"...

lunes, 10 de agosto de 2009

JUAN EL LABRIEGO

Rob Gonsalves

Juan era labriego, como ya sabes por el título. Lo había conseguido a fuerza de mucho trabajo y él sabía en su interior que era honesto y entregado en su tarea. Muchos le consideraban como uno de los mejores. !Años y años de observación y estudio! No por nada era el labriego con la biblioteca más extensa, sin lugar a dudas algo peculiar en un campesino, pero es que los cuentos son así.
Su huerto era frondoso. Aunque pequeño, parecía un exuberante jardín a la vez meticuloso y ordenado. Por su puesto contaba con algunos admiradores y muchos sutiles detractores. Juan se sentía orgulloso de los años de sacrificios y reconfortado por la recompensa. Daba las gracias diariamente por todo aquello, a la vez que pedía humildemente la divina protección.
Un año, no se sabe de dónde ni cómo, llegó un loco al pueblo. Lo cruzó corriendo en estampida, y al llegar al huerto de Juan, lo destruyó completamente y se fue tan rápido como había venido después de orinarse en cada centímetro de la tierra de nuestro amigo Juan. Las desgracias no llegan solas, suele decirse. Después llegó la extraña plaga que curiosamente no efectó a los demás campos, sólo al de Juan. Esto le sumió en la desesperación. Estaba ansioso, todo cuanto intentaba eran palos de ciego, ya no sabía qué hacer ni qué iniciativas tomar. Se limitaba a dar vueltas y vueltas. Dejó de contemplar el antes hermoso huerto, -ahora completamente devastado- . Juan se encerró en su casa deseando que todo aquello no fuera real sino un sueño pasajero, sin dejar de preguntarse por el por qué de todo. ¿Sería quizás porque últimamente se sentía distraido e interesado por otras cosas? !Pero él jamás había abandonado su huerto! Lentamente lo invadió la más profunda tristeza, como una marea de la que no podía librarse. Poco a poco perdió también sus tierras y su casa. No sabía qué hacer. Recordó todos y cada uno de los logros que había perdido a lo largo de su vida. Lloró amargamente. Y partió a lo más retirado del bosque. Su condición era tal que le llamaban ahora Juan, el Loco, quizás en recuerdo de aquel que había iniciado su tragedia.
Un gemido. ¿Un gemido? Juan escuchó aquel triste quejido y pensó que era otra vez el pequeño ciervo al que tantas veces había curado y cuidado. !Cuál fue su sorpresa al encontrar a un hidalgo joven por aquellos bosques! Inaudito. Sus ropas eran elegantes...-shh...pareía un príncipe, un noble cortesano ¿solitario? -¿Qué hacía él por allí y en aquella condición? No se preguntó más, simplemente tal como había hecho con el ciervo herido, se acercó despacio y con dulce voz le anunció que lo curaría de sus heridas. Así fue y así hizo. En un par de días el joven se recuperó por completo. !Nunca se había sentido mejor! Y sin decir más, se marchó.
La noticia se extendió rápidamente por el pueblo. Como el médico rara vez podía pasar por aquel remoto lugar, la gente empezó a acudir a Juan para aliviar sus dolores. Ya no le temían. Incluso le llamaban para los partos más difíciles, y cunado los animales enfermaban, también.
Como Juan necesitaba cada vez más hierbas para las curas y no le daba tiempo a buscarlas en el monte, comenzó a plantarlas allí mismo, en el bosque, entre los árboles. Sin que lo supiera, su fama creció de pueblo en pueblo. Sus hierbas eran las mejores y sus cuidados, los más esmerados.
Y así fue como Juan empezó a ser conocido como Juan el Sanador.
Él entonces buscó y buscó a aquel Loco que seguía vagando de pueblo en pueblo, pero que siempre se le escapaba como una pastilla de jabón mojada. No lo encontró, pero le estuvo por siempre agradecido porque finalmente hacía lo que siempre había soñado y antes no se había atrevido a desear.
El Loco vivía ahora en el país de los gnomos -eso decían las hadas chismosas-, pero no por mucho tiempo: pronto empezaría a viajar sin rumbo. Pero éste es otro cuento...

LOS CUENTOS DEL DESTINO - Jimena Fernández Pinto-

sábado, 1 de agosto de 2009

Alberto Pancorbo

Es preciso saber lo que se quiere; cuando se quiere, hay que tener el valor de decirlo, y cuando se dice, es menester tener el coraje de realizarlo.
Georges Clemenceau