lunes, 31 de enero de 2011

NASRUDÍN Y LA MUERTE

Alberto Pancorbo



Iba la peste camino a Bagdad cuando se encontró con Nasrudín....

Él le preguntó:
-¿A dónde vas?
La peste le contestó:
-"A Bagdad, a matar a diez mil personas".
Después de un tiempo, la peste volvió a encontrarse con Nasrudín, quien enojado, le dijo:
-"Me mentiste", dijiste que matarías a diez mil personas y mataste a cien mil... Y la peste respondió:
-"Yo no mentí, maté a diez mil, el resto...se murió de miedo"

El miedo paraliza, nos afecta y reduce nuestros mecanismos de defensa natural.


miércoles, 26 de enero de 2011

EL COFRE ENCANTADO

Dalí

Hace muchísimos años, vivía en la India un sabio, de quien se decía que guardaba en un cofre encantado un gran secreto que lo hacia ser un triunfador en todos los aspectos de su vida y que, por eso, se consideraba el hombre mas feliz del mundo. Muchos reyes, envidiosos, le ofrecían poder y dinero, y hasta intentaron robarlo para obtener el cofre, pero todo era en vano. Mientras mas lo intentaban, mas infelices eran, pues la envidia no los dejaba vivir. Así pasaban los años y el sabio era cada día mas feliz. Un día llego ante él un niño y le dijo: "Señor, al igual que tu, también quiero ser inmensamente feliz. "Por qué no me enseñas que debo hacer para conseguirlo"? El sabio, al ver la sencillez y la pureza del niño, le dijo: "A ti te enseñaré el secreto para ser feliz.

Ven conmigo y presta mucha atención. En realidad son dos cofres en donde guardo el secreto para ser feliz y estos son mi mente y mi corazón, y el gran secreto no es otro que una serie de pasos que debes seguir a lo largo de la vida".

El primer paso, es que debes quererte a ti mismo, y todos los días al levantarte y al acostarte, debes afirmar: yo soy importante, yo valgo, soy capaz, soy inteligente, soy cariñoso, espero mucho de mí, no hay obstáculo que no pueda vencer: Este paso se llama autoestima alta.

El segundo paso, es que debes poner en práctica todo lo que dices que eres, es decir, si piensas que eres inteligente, actúa inteligentemente; si piensas que eres capaz, haz lo que te propones; si piensas que eres cariñoso, expresa tu cariño; si piensas que no hay obstáculos que no puedas vencer, entonces proponte metas en tu vida y lucha por ellas hasta lograrlas. Este paso se llama motivación.

El tercero paso, es que no debes envidiar a nadie por lo que tiene o por lo que es, ellos alcanzaron su meta, logra tu las tuyas.

El cuarto paso, es que no debes albergar en tu corazón rencor hacia nadie; ese sentimiento no te dejará ser feliz, tú perdona y olvida.

El quinto paso, es que no debes tomar las cosas que no te pertenecen, recuerda que de acuerdo a las leyes de la naturaleza, mañana te quitaran algo de más valor.

El sexto paso, es que no debes maltratar a nadie; todos los seres del mundo tenemos derecho a que se nos respete y se nos quiera.

Y por último, levántate siempre con una sonrisa en los labios, observa a tu alrededor y descubre en todas las cosas el lado bueno y bonito; piensa en lo afortunado que eres al tener todo lo que tienes; ayuda a los demás, sin pensar que vas a recibir nada a cambio; mira a las personas y descubre en ellas sus cualidades y dales también a ellos el secreto para ser triunfador y que de esta manera, puedan ser felices"...


EL HACEDOR DE LLUVIA

Mayte



CarlJung, principal seguidor de Sigmund Freud en el campo del psicoanálisis, solía hablar del poder de los milagros a través de la siguiente historia:

Cierto pueblo sufrió durante cinco años consecutivos una terrible sequía. A pesar de que la comunidad solicitó en varias ocasiones los servicios de famosos hacedores de lluvia, ninguno logró solucionar el problema. En un último y desesperado intento, los ciudadanos del pueblo decidieron pedir ayuda a un famoso Hacedor de lluvia de un lejano país. Cuando este llegó al pueblo, alzo su tienda de campaña, entro en ella y desapareció durante cuatro días. Al quinto día, la anhelada lluvia empezó, a caer con abundancia regando la tierra agotada por la sequía. Sin dar crédito a sus ojos, los habitantes del pueblo preguntaron al Hacedor de lluvia como había logrado obrar semejante milagro.
--El merito no es mio --replicó el Hacedor modestamente-. Yo no he hecho nada.
Ante aquella desconcertante respuesta, la gente del pueblo exclamó:
Es imposible! Cuatro días después de tu llegada empezó a llover.
-Lo primero que advertí al llegar --explico el Hacedor-- es que vuestro pueblo no vivía en armonía con el cielo.
Tras Armonizar mi ser con el poder Divino durante cuatro días el Cielo os obsequió con su agua de lluvia.