jueves, 16 de febrero de 2012

MARK TWAIN

Mayte

Cada vez que te encuentres del lado de la mayoría, es tiempo de hacer una pausa y reflexionar.

EL PODER DE LA TRADICIÓN

Jacek Yerka

Hace mucho tiempo una cabra se perdió en el corazón de un bosque inexplorado. Temerosa de no saber cómo regresar junto a su familia, comenzó a brincar de un lado para el otro por una escarpada colina, abriendo un sendero tortuoso, lleno de curvas, subidas y bajadas. Al día siguiente, un perro siguió su rastro, utilizando aquella misma senda para atravesar el bosque. Lo mismo hizo un carnero, líder de un rebaño de ovejas, que, viendo el espacio ya abierto, guió a sus compañeras por allí.
Y así fueron pasando los años, hasta que un día aparecieron los primeros seres humanos, que se aventuraron por aquel incómodo camino para cruzar el frondoso bosque. Aquella ruta les hacía zigzagear constantemente y encontraban numerosos obstáculos que les obligaban a reducir su marcha. Cada vez que les tocaba cruzarlo, se quejaban y maldecían aquel sendero. Pero ni uno solo hacía nada para buscar y crear una ruta alternativa.
Después de ser atravesado miles de veces, el sendero acabó convirtiéndose en un amplio camino. Y pronto empezó a ser transitado por carros tirados por animales, que se veían obligados a transportar pesadas cargas durante horas. Los años fueron pasando y todo el mundo seguía cruzando el bosque por medio del denominado "sendero maldito". Así fue como terminó convirtiéndose en la calle mayor de un pueblo y, siglos más tarde, en la avenida principal de una gran ciudad.
Dado que el trayecto seguía siendo impracticable, la gente continuó transitándolo a regañadientes y de malhumor por el resto de su vida. Estaban tan convencidos de que aquella ruta era la única que existía que se habían resignado a seguir el camino trillado por la mayoría, sin preguntarse nunca si aquella era la mejor opción. Lo cierto es que si no hubiesen seguido la vía abierta por la intrépida cabra, podrían haber recorrido dicha distancia de forma más agradable y en menos tiempo. Y es que tan solo unos cientos de metros más arriba se escondía una ruta que conducía al mismo destino, mucho más llana y fácil de transitar.

La Vida Viene A Cuento -Jaume Soler y María Mercè Conangla-

FÉRTILES ANHELOS, VALIENTE CORAJE

Albe Pavese

A menudo escuchamos que los valientes, los que se arriesgan, los que se la juegan y apuestan por una vida distinta, por crear nuevas circunstancias cuya construcción se prevé difícil, incluso imposible, son unos locos. Pero quizás el coraje no tenga nada que ver con la locura. Probablemente el coraje más que la ausencia de miedo es la consciencia de que hay algo por lo que merece la pena que nos arriesguemos.
El coraje es fuerza al servicio del amor y de la consciencia. El coraje nos mueve porque creemos que aquello que queremos crear, cambiar, construir, tiene sentido. Tiene tanto sentido que nos puede llevar a arrastrar nuestros miedos, a enfrentar dragones internos y externos y partir en un viaje del cuál regresaremos completamente transformados, bien porque hayamos logrado encarnar el anhelo que nos llevó a partir, bien porque tras la aparente derrota habremos aprendido algo nuevo que nos llevará a ver con ojos distintos a la vida, a los demás y a nosotros mismos. Sea como sea, habremos crecido en el viaje interior, si somos capaces de hacer alquimia del dolor y de no dejarnos enloquecer por el éxito o la realización si hemos sido bendecidos por éstos.
Nuestros anhelos y nuestro coraje van a ir siempre de la mano. El anhelo nos invita a crecer y el coraje nos hace crecer. El primero es semilla, es potencia, es idea; el segundo es acción, transformación, realidad. Y en ese baile, el desarrollo en lo espiritual y en lo real que nos proporciona el coraje, alimenta nuevos anhelos en un espiral cada vez menos densa y más sutil. La danza de nuestros anhelos y nuestro coraje es la que transforma nuestra vida y la de los que nos rodean. Es esa extraordinaria danza la que hace que las utopías del pasado sean realidades hoy, y que nuestras utopías de hoy, quizás, sean las realidades de mañana.

Las Palabras Que Curan - Álex Rovira-

miércoles, 15 de febrero de 2012

VIKTOR FRANKL

Loly Criado Plaza

Los que vivimos en campos de concentración recordamos a los hombres que iban de barracón en barracón consolando a los demás, dándoles el último trozo de pan que les quedaba. Puede que fueran pocos en número, pero ofrecían pruebas suficientes de que al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa: la última de las libertades humanas -la elección de la actitud personal ante un conjunto de circunstancias- para decidir su propio camino.

ORIAH MOUNTAIN DREAMER

Jacek Yerka

No me interesa saber cómo te ganas la vida. Quiero saber lo que ansías, y si te atreves a soñar con lo que tu corazón anhela.
No me interesa tu edad. Quiero saber si te arriesgarías a parecer un tonto por amor, por tus sueños, por la aventura de estar vivo.
No me interesa qué planetas están en cuadratura con tu Luna. Quiero saber si has llegado al centro de tu propia tristeza, si las traiciones de la vida te han abierto o si te has marchitado y cerrado por miedo a nuevos dolores.
Quiero saber si puedes vivir con el dolor, con el mío o el tuyo, sin tratar de disimularlo, de atenuarlo ni de remediarlo.
Quiero saber si puedes experimentar con plenitud la alegría, la mía o la tuya, si puedes bailar con frenesí y dejar que el éxtasis te penetre hasta la punta de los dedos de los pies y las manos sin que tu prudencia nos llame a ser cuidadosos, a ser realistas, a recordar las limitaciones propias de nuestra condición humana.
No me interesa saber si lo que me cuentas es cierto. Quiero saber si puedes decepcionar a otra persona para ser fiel a ti mismo; si podrías soportar la acusación de traición y no traicionar a tu propia alma...
Quiero saber si puedes ver la belleza, aun cuando no sea agradable, cada día, y si puedes hacer que tu propia vida surja de su presencia.
Quiero saber si puedes vivir con el fracaso, el tuyo y el mío, y de pie en la orilla del lago gritarle a la plateada forma de la luna llena: "!Sí!".
No me interesa saber dónde vives ni cuánto dinero tienes. Quiero saber si puedes levantarte después de una noche de aflicción y desesperanza, agotado y magullado hasta los huesos, y hacer lo que sea necesario para alimentar a tus hijos.
No me interesa saber a quién conoces ni cómo llegaste aquí. Quiero saber si te quedarás en el centro del fuego conmigo y no lo rehuirás.
No me interesa saber ni dónde ni cómo ni con quién estudiaste. Quiero saber lo que te sostiene, desde el interior, cuando todo lo demás se derrumba. Quiero saber si puedes estar solo contigo y si en verdad aprecias tu propia compañía en momentos de vacío.

TOMÁS MORO

Alejandra Salgado

Dichosos los que saben reírse de sí mismos, porque nunca terminarán de divertirse.
Dichosos los que saben distinguir una montaña de una piedra, porque se evitarán muchos inconvenientes.
Dichosos lo que saben descansar y dormir sin buscar excusas; llegarán a ser sabios.
Dichosos los que saben escuchar y callar; todos los días aprenderán cosas nuevas.
Dichosos lo que son suficientemente inteligentes como para no tomarse en serio; serán valorados por sus vecinos.
Dichosos los que están atentos a las urgencias de los demás, sin sentirse indispensables; serán permanente fuente de alegría.
Dichosos los que sepan mirar seriamente las cosas pequeñas y tranquilamente, las cosas importantes; llegarán lejos en esta vida.
Dichosos los que sepan apreciar una sonrisa y olvidar un desaire; su camino estará lleno de sol.
Dichosos los que sepan interpretar con benevolencia las actitudes de los demás, aun con las apariencias; serán tomados por ingenuos, pero es el precio justo de la caridad.
Dichosos los que piensan antes de actuar y rezan antes de pensar; evitarán muchas tonterías.
Dichosos, sobre todo, los que sepan reconocer al Señor en todo lo que encuentran; lograrán la luz de la sabiduría.

domingo, 12 de febrero de 2012

REVELADORAS CRISIS

Alberto Pancorbo

En diversos idiomas orientales, el ideograma que se utiliza para expresar el concepto "crisis" es exactamente el mismo que el que se emplea para expresar el concepto "oportunidad". Lo que en un momento de la vida se presenta como un revés, es quizás una puerta abierta a un cambio necesario, una oportunidad deseada o incluso, directamente, una bendición. Lo contrario también puede suceder: un aparente golpe de suerte se convierte en el tiempo en una pesadilla de compleja gestión y superación.
¿Buena suerte?, ¿mala suerte?, ¿quién sabe?. Reza el cuento de la tradición. Las lecturas a corto plazo y la crispación son malas consejeras, mientras que la perspectiva y la templanza nos pueden ayudar a poner las cosas en su sitio y a propiciar renacimientos en nuestra propia vida que, gracias al abono y la humildad que nos ha dejado la crisis, nos lleven a crecer a alturas que nunca hubiéramos imaginado.
Eso sí, el desarrollo espiritual que nace de lo que podríamos llamar el "efecto bofetadas", no se produce como resultado de la ingenuidad, de la pereza ni de la estupidez. Es necesario que tras la crisis, reflexionemos, meditemos, hagamos introspección, nos cuestionemos y miremos de encontrar qué mensaje nos brinda la vida en esa situación y que, para incorporar el don que pueda haber surgido, nos pongamos a trabajar con lo aprendido.
Un viejo maestro que conocí, cuestionaba siempre a sus alumnos cuando éstos se quejaban de que una situación difícil se había presentado en su vida: ¿Si de esta situación pudieras aprender algo útil, positivo, que te hiciera crecer como persona, qué sería? Esa es la pregunta. Y cada cual puede encontrar múltiples respuestas a cada reto que nos pone la vida. Ya que del mismo modo que no hay día sin noche, vida sin muerte, luz sin oscuridad, no hay tampoco crisis sin posible aprendizaje, dolor sin lección, revés sin anverso.
¿Qué podemos aprender de nuestra crisis, ahora? ¿Con qué nos quedamos?

Las palabras que curan - Álex Rovira.