sábado, 31 de enero de 2009

LA MOCHILA

Alejandra Salgado
“El Mulá Nasrudín se encontraba en las afueras de Isfahan, descansando debajo de un árbol, cuando vio aparecer a un mochilero. -¿Dónde vas extranjero? – le preguntó cortésmente -En realidad no lo sé – contestó el caminante – ando en busca de felicidad. No necesito trabajar pues he cosechado una considerable fortuna, la vida no me ofrece mayores desafíos, y nada me satisface. Sin decir nada, de un salto, Nasrudín arrebató la mochila del desconocido y escapó a toda prisa. La víctima corrió detrás de él con todas las fuerzas de su alma. Pero el Mulá conocía bien el lugar, y todos sus atajos, así que no le fue difícil dejarlo atrás. Al llegar a una carretera Nasrudín abandonó la mochila y se escondió detrás de un arbusto. Un rato después llegó el desesperado viajero, que no podía dar crédito a sus ojos al ver a su mochila en medio del camino. Así que corrió hacia ella, la tomó y comenzó a saltar de alegría. Entonces, el Mulá salió del arbusto y le dijo: -Esa es una manera de crear felicidad.“

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